lunes, 10 de agosto de 2009

Epílogo: No se puede detener al mundo

No se puede detener al mundo. No se puede detener al pensamiento.
Todo está siempre por derrumbarse. En muchos casos, son las circunstancias las que nos explican. Mi situación, hoy, exige esto: autocrítica, movimiento, renovación. Todo tiene su ciclo y este lugar de encuentros ha cumplido el suyo. El tiempo se ha ido, y he aprendido que grandes enseñanzas se esconden detrás de la díficil decisión de desprenderse de las cosas. Espera el crecimiento. Y la convicción de que uno puede; creer, creer en uno mismo, tener fe, y la puta madre ya sueno como un demagogo.
Las palabras no me han mentido. Como aconsejara Scheler: "Se fiel a tus sueños de juventud".
Lamento que este espacio no pudiera encontrar una forma, ni que pudiese mantener su forma inicial, y que terminara siendo una ventana para mirar en mi mundo. No me siento ni con las ganas ni con la fuerza como para revertir esto. Es mi deseo apuntar para otro lado, concentrarme en aspectos de mi mundo que están deviniendo.
No me despido de las palabras, sino todo lo contrario; me las estoy llevando a un lugar más limítrofe. Las quiero poner en juego, necesito arriesgarme con ellas, deseo entregarme al destino que me prometen; todos deberíamos valorar nuestras palabras, las que hacemos propias, las que elegimos, las que nos pertenecen. Y confiar en que pueden llevarnos más lejos de lo que imaginamos.
Quiero reafirmar el valor de la verdad como fuerza, como principio, como un modo de vivir, con los ojos abiertos. Para eso, lo único que necesito es volver a creer en mí.
Tengan la certeza de que me encontrarán pronto, nuevamente, golpeando las puertas de su imaginación.
No hay nadie aquí, excepto yo.
Vuelvo al silencio.
No hay manera de despedirse; sólo hacerlo.
Espero les llegue mi más cálido y sincero agradecimiento.
Los abrazo,
Martín Demaría Giacoia

5 comentarios:

Freak Out dijo...

hasta luego querido cibernauta...gracias por tantas palabras llenas de reflexión y sentido crítico, te extrañaremos por estos pagos...suerte en tutti pibe!

Franz dijo...

Mi tan querido amigo; hace tiempo que me resisto a preguntar sobre este tema, por miedo a que llegara este momento(con ilusiones de que desistieras de la idea). Pero veo que mas alla de las recomendaciones o mejor dicho deseos nuestros, te resguardaste estoicamente en tu decision.. o para usar un termino mas criollo: porfiado.

No quisiera caer en especulaciones vacias, pero pienso que el cuadro que elegiste para el cierre esta relacionado con tus sentimientos por el cierre de este ciclo y me dice solo una cosa: Frio.
De cualquier manera no pretendo extenderme mucho sobre este tema, prefiero que me lo expliques sin juicio previo mientras tomamos un buen vino y te uso como sujeto de pruba de mi cocina. Espero que nos encuentre pronto una reunion y una charla, de esas que quitan el sueño.

Un abrazo, amigo.

Martín Dema Giaco dijo...

Freak Out,
Gracias por tu fiel lectura. Mis deseos son de puro éxito para tus próximos proyectos.

Mi querido Franz,
Puedo comprender tus deseos frustrados y tu lucha con la irreconciliable idea de que este espacio se cerrara. Sobre todo porque entiendo que recién estás empezando a descubrir este mundo virtual. Pero deberás oír mis motivos para intentar comprenderlos, motivos que quizá no fueron lo suficientemente explicitados en la despedida. Por lo pronto, puedo decirte que de deseos ajenos no vive ninguna expresión artística, sino sólo de los propios. No insistiría en continuar el blog, por más que tuviese incontables lectores pidiéndolo, si no contara con mi voluntad.
No me siento porfiado, sino seguro, decidido; sin embargo, no cierro la posibilidad de testarudez, pues siempre lo he sido un poco bajo la mirada de los otros. En este caso, la tuya.
En cuanto al cuadro, a mi no se me hace frío: considero que transmite en gran parte lo que fue (y mejor aún, lo que quiso ser) este blog. En cuanto lo ví, pensé: Si una imagen representa partes sobre un todo, es ésta.
Con tu mismo entusiasmo espero dicha cena, donde pueda expresar lo que fue y lo que será, y donde, si somos inteligentes y aprovechamos el tiempo, me dejarás oírte interpretando, tan delicadamente como siempre, a Mendelssohn.
Hasta pronto!

Anónimo dijo...

Parece paradójico...Ahora que estás "despidiéndote" de éste espacio, TU espacio, generosamente compartido; me atrevo a escribirte.
Confieso que he debatido internamente, pero he logrado vencer mi timidez. Y es desde esta timidez, desde este ínfimo lugar, que confieso haber seguido tus palabras, en y desde el silencio...
Y quiero agradecerte. Por haberme hecho pensar, hermano.
Por haber logrado que a veces hasta me enojara conmigo, que supiera confrontar algunos miedos para poder así cuestionar y derribar preceptos, ideas supuestamente "tan fundadas, tan sabidas, tan certeras".
Deconstrucción, devenir.
Gracias por convocarnos a reflexionar, qué placer ha sido tu invitación!.
Te felicito por tu coraje, y por tus decisiones.
Y ahora sobreviene la nostalgia..Un sentimiento de resistencia al desprendimiento, la melancolía por suponer (diría que es una certeza...) cuánto extrañaré este espacio...
Desde el silencio hermano mío.
Y si me atreví a escribirte ahora - paradójico, no?- es en nombre de tantos como yo (de eso sí estoy segura) que de un modo anónimo te siguieron, te esperaron, te pensaron.
Lejos de significar soledad, el silencio es un modo de comunicación. Y creo que has sabido interpretar eso. Ahora le puse palabras al mío.
Te apoyo en todas tus decisiones. Te espero pronto, desde el lugar que sea, para deleitarme con tu pensamiento.
Has contribuido al ejercicio del debate interior, del cuestionamiento, de la revisión..en fin..del crecimiento.
Devenir hermanito loco! Ha seguir creando!
Te quiero,
Ceci, "Chichita"

Martín Dema Giaco dijo...

Chichita, o como me gusta decirte, Kellina:
Con la sorpresa de encontrate acá todavía latiendo, te respondo.
En verdad me deja algo entumecido saber ahora, tarde para este espacio pero no para lo que significa en mí, que conté con tu lectura todos estos meses. Lo sospeché, pero tu silencio hizo al desconcierto.
Es difícil escribir, porque todo está en tus palabras; tampoco quiero exponer nuestro vínculo (basta de exposiciones; transgredí un límite y ahora lo enmiendo; mis exposiciones no están en internet, sino en otras expresiones, donde ya dejan de ser maneras de exponerse para ser maneras de mostrarse) que tan importante resulta para mí.
Convoco a lo sencillo, entonces, para despedirte acá: Gracias por compartir este espacio. Y gracias por tus palabras.
Desprendo un secreto, uno solo, sobre los próximos destinos de mi pensamiento; un secreto que ya lo develaste vos, enseñándome una vez más, todo lo que me conocés: devenir...
Te quiero.