Se puede analizar, entre las variables más importantes, el porqué de esta falta:
Por un lado, la heterogeneidad que caracterizó al sector por más de cincuenta años: se deben distinguir, al menos, dos sectores en pugna en todo momento histórico: el sector agropecuario y el sector industrial. Odonnell desarrolla su concepto gramsciano de "empate hegemónico" al decir que éstos dos sectores no logran imponer un modelo de país por sí mismos, pero sí pueden impugnar el del otro.
Por otro, el desajuste entre su lugar de privilegio en la esfera productiva y su lugar débil de participación política. Desajuste que provoca, en el sector dominante, la actitud de subirse a cualquier caballo que lo deposite al mando del Estado.
De esto entonces comprendemos que la derecha no ha logrado construir representación para dar legitimidad a un partido propio en democracia. De ahí (entre otras consideraciones) que sus intentos de participación política estén tan ligados a la desestabilización y a los golpes de estado.
El actual papel de la derecha parece continuar esta línea. Si bien luego del golpe del '76 (donde se intentó homogeneizar al sector dominante mediante medidas económicas y desarticulaciones políticas del sector obrero) y la década menemista (donde la derecha se ubica por primera vez en el centro de manejos) se dieron transformaciones, la homogeneidad no se produce; parece ser que se trató más de un beneficio recibido y no de un gobierno del sector. Consecuencia: tampoco hoy puede verse un partido de derecha, aún luego de haber tenido la oportunidad de ser abrigados por un gobierno (y un contexto) de tendencia al desarrollo neoliberal.
Mi agüero para la actualidad es: la derecha está. Sí, pese a todo esto. ¿Dónde? ¿Bajo qué aspecto? Sólo es cuestión de buscar un poco:
- El jueves último, fecha 6/11, La Nación publica un artículo titulado "Olor a 2001" escrito por Roberto Cachanosky. Sólo es cuestión de leer el artículo para develar la sábana que encubre al fantasma: derecha de la más pura. En verdad recuerda a los intelectuales liberales que defendieron al menemismo haciendo política "superior" (auto-considerandose los poseedores de la verdad absoluta) por sustentar sus propuestas en una ciencia, en este caso, la economía.
-Buzzi, nuevamente Buzzi. Sus dichos hablan por sí solos, y no vengan con que son actos fallidos: desabastecer y degastar. Dos palabras que lo hunden, en lo que a mi me respecta, en una posición radicalmente opuesta al modelo de país que se desarrolla. El juego de seducción que utiliza hacia potenciales seguidores, lo ubican: Derecha de la más cruda.
- Los medios de desinformación. Su "buena voluntad" de informar parece transformarse en intención de confundir (o no dejar comprender). Las pruebas están en cada tapa, en cada titular; los temas escogidos jamás son inintencionados. Porque no dudo que la inseguridad es un tema crucial a tratar; pero ¿no sorprende que se ejecuten las más grandes protestas, elevando el grito, a partir de crímenes que suceden en San Isidro? El conurbano parece ser de otro país; nadie responde por ellos. Como expresión, preguntemos a qué intereses defiende. Derecha de la más salvaje.
Está. Están. Y los miramos pero no los vemos.
Y la historia demuestra que ésa es la mejor manera en la que actúan.
2 comentarios:
Tino no voy a publicar ningun comentario a tu analsiis porque hice uno y como no lo podia publicar cuando me registre perdi todo lo que habia escrito y se me acabo la inspiracion. prometo hacerlo en otra ocasión. Felicictaciones por el blog, muy ineresante. un abrazo!!
Gracias, Sabo. Una pena no poder leer tu opinión; quizás la próxima.
Un abrazo enorme! Y otro para el pequeño Simón!
Publicar un comentario