viernes, 31 de octubre de 2008

Circo político

A propósito de actualidad política, hay dos personajes del ambiente que merecen especial atención. No sólo por lo que han dicho y hecho en los últimos meses, sino porque puede preverse que en los siguientes continuarán manifestándose en público, prometiendo más y mejores bochornos.

Uno es Cobos: ¿No se ha cansado este hombre de mojar orejas? ¿Qué manera de hacer política es la suya? Un buen estratega diría que hacer oposición desde adentro es una jugada maestra. Pero de él no se puede esperar mas que desvaríos; vean que su participación siempre es de la siguiente manera: como no se conocen sus funciones como vice, nadie sigue sus pasos en busca de información; su incontinua aparición en los medios hace que cada vez que se asome, sea en los momentos más inoportunos, y encima, para dar su opinión opositora. ¿Qué construye?

Otro es Carrió: ¡Dios mío! Su participación trae cola desde que empezó el año. Ha hecho profecías, ha maldicho, ha insultado, provocado y denunciado a quien se le pasara por delante, incluso ha defendido un sector que impugna todo por lo que luchó en su carrera; todo eso puede aceptársele, pues al fin y al cabo, es su imágen la que se desvincula de aquella que saliera segunda en las últimas elecciones nacionales. Ahora bien, lo dicho en las últimas entrevistas fue demasiado, o más bien, resultó ser lo que le faltaba: una analogía entre la estatización de las jubilaciones y un tren que llevaba a judíos al gueto de Varsovia. Tirar "bombas" por todo medio que le da opinión puede ser (puede llegar a considerarse) intentos de desestabilización. ¿Es su única manera de hacer política? ¿O simplemente sufre de delirium tremens? La indiferencia K es lo que la llevará al suicidio mediático, o peor aún, a la pérdida total y definitiva de legitimidad.

No pierdan de vista a estos personajes. Y de paso, no pierdan de vista a los medios que le dan participación.

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